Querida comunidad CDH:
Hoy despedimos a alguien muy entrañable para nosotros. Durante los últimos siete años, hemos tenido la gracia de contar con un capellán que ha dejado una huella indeleble en nuestras vidas. Es con tristeza en nuestros corazones que debemos decir adiós al Padre Pablo, quien regresa a su país natal.
No es fácil decir adiós a alguien que ha llegado ser un amigo. El Padre Pablo ha sido una guía espiritual para muchos de nosotros, ofreciendo sabiduría, consuelo y apoyo durante momentos de alegría y de tristeza. Su presencia en nuestra comunidad escolar ha sido un testimonio vivo de Jesucristo, del amor de Dios y su dedicación.
Durante su tiempo en nuestro colegio, ha sido una fuerza impulsora en muchos de los aspectos más importantes de nuestra vida estudiantil. Desde la organización de retiros espirituales y celebraciones litúrgicas, hasta el asesoramiento y apoyo a los estudiantes y sus familias, el Padre Pablo ha dejado una marca imborrable en nuestra comunidad.
Pero lo que quizás sea aún más importante que todo eso, es la presencia misma del Padre Pablo. Su amor por la comunidad escolar y su celo apostólico han sido un testimonio constante de su dedicación al Señor y a su vocación sacerdotal. Su presencia en nuestras vidas ha sido una bendición, y siempre lo recordaremos con cariño y gratitud.
Así que hoy, mientras nos despedimos del Padre Pablo, queremos que sepa que no lo olvidaremos. Recordaremos sus enseñanzas, su sabiduría, su amor y su ejemplo, y los llevaremos con nosotros siempre. Le deseamos todo lo mejor en su próximo capítulo, y le aseguramos que nuestras oraciones y buenos deseos siempre lo acompañarán.
Padre Pablo, en nombre de toda la comunidad escolar, le agradecemos por su dedicación, amor y servicio a nuestro colegio. Que Dios lo bendiga en su camino y que siempre tenga la certeza de que su presencia en nuestra comunidad escolar será recordada con cariño y gratitud. ¡Que tenga un buen viaje, mucha suerte en su nuevo hogar y siempre será bienvenido en nuestra comunidad!
Video testimonial Padre Pablo
